¡Mientras hay vida hay esperanza!



Hay un refrán muy antiguo que dice “mientras hay vida, hay esperanza.” La veracidad de esta afirmación ha quedado claramente demostrada por una experiencia reciente relatada por dos asesores médicos de Priests for Life.



El Dr. Matthew Harrison recibió la visita de una mujer de 20 años llamada Ashley. Llevaba siete meses de embarazo, pero temía por la vida de su bebé, no porque hubiera problemas con el embarazo, sino porque hacía dos días que había tomado la píldora RU-486 en un abortuario. ¡Ahora había cambiado de opinión sobre el aborto y quería saber si era posible salvar al bebé!



El proceso de la RU-486 requiere tomar la droga (que se llama mifiprex) en el abortuario y tomar tres días después una segunda droga (que se llama cytotec o misoprostol) por cuenta propia. Ashley había tomado mifiprex, pero no había tomado cytotec. Ahora bien, en un pequeño número de casos, RU-486 no matará al bebé por si sola. Su modo normal de acción es interferir con el trabajo de la progesterona y de esa manera hambrear al bebé. RU-486 afecta a las células que reciben la progesterona y las bloquea, de manera que la verdadera progesterona no puede hacer su trabajo. Sería lo mismo que poner deliberadamente en una cerradura una llave falsa que no puede abrir la puerta, pero impide que se utilice la llave verdadera. Cytotec produce contracciones para que se produzca el parto del bebé muerto.



El Dr. Harrison nunca había afrontado esa situación. Ashley le dijo que el novio la había presionado para que abortara. Pero después de tomar la RU-486, Ashley pensó, “Dios mío, ¿qué he hecho?” Le dijo a su madre y ella llamó a un centro de ayuda a la mujer embarazada. El centro la refirió al Dr. Harrison.



El doctor se disculpó, se fue a otro cuarto y rezó. Consultó un gran número de referencias médicas y decidió darle a Ashley un tratamiento de progesterona. Pensó que quizás una dosis extra de progesterona permitiría anular los efectos de la falsa progesterona. Valía la pena el intento. Sin embargo, esto no estaba exento de riesgos, sobre los que Ashley fue claramente informada. Le dijo a ella, en primer lugar, que podría ser que esto no funcionara y su bebé muriera. También le dijo que era posible que este intento sólo prolongara el proceso de la muerte o trajera complicaciones adicionales al bebé o a ella misma. Ashley fue muy valiente y firmó el consentimiento diciendo: “Sea lo que sea que pase está en las manos de Dios, simplemente rezo para que mi bebé esté bien.”



Recibió la inyección y estuvo todo el fin de semana sangrando. Pero la hemorragia paró y con tratamiento continuado a base de progesterona el Dr. Harrison consiguió hacer que el embarazo continuara normalmente. ¡El Dr. Daniel L. Holland que es socio del Dr. Harrison asistió al nacimiento de una bebita sana que se llama Kaylie y es sobreviviente de un intento de aborto con RU-486!



¡Fácilmente pensamos que es demasiado tarde! Sin embargo, ¡mientras hay vida hay esperanza

http://www.priestsforlife.org/spanish/07-07-16span.htm

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